Metas en el emprendimiento

20 Jul 2020

Como ya hemos dicho en más de una ocasión, emprender no es una tarea fácil, sino todo lo contrario. Tenemos muchas decisiones que tomar, no siempre acertadas, y asumimos unos riesgos importantes y no solo en el capítulo de la financiación.

Cuando definitivamente optamos por el emprendimiento, una de las principales reflexiones a las que debemos enfrentarnos está relacionada con el objetivo final al que nos dirigimos. Así lo hicimos cuando iniciamos nuestro camino como secretarias virtuales, según os hemos ido contando en este blog al referirnos al emprendimiento y los consejos para llevarlo a cabo.

La visión del éxito profesional y personas que pretendemos es la base sobre la que pivota todo lo demás. Dicho de otro modo, cuando no tenemos metas, la energía se dispersa. ¿Qué significa eso? Pues que no contamos con criterios ni indicadores para medir nuestros avances o resultados, porque no sabemos a dónde nos dirigimos.

Tener un objetivo a largo plazo para nuestra empresa y nuestro desarrollo profesional es lo que orienta nuestros esfuerzos. Se constituye pues en el elemento que da sentido a lo que hacemos.

Puede ser que encuentres dificultades para establecer ese objetivo a largo plazo del que estamos hablando. En ese caso, una dinámica muy interesante y productiva es detallar y describir con un alto nivel de concreción la visión de futuro a la que te diriges y desde ahí, marcha atrás, ir estableciendo los pasos necesarios y las acciones concretas que son precisas para lograrlo.

Los expertos en estas materias suelen aconsejar hacernos determinadas preguntas. Por ejemplo, ¿cuál es la situación actual de tu empresa? Si no haces nada diferente, ¿dónde estará tu proyecto empresarial en 2, 3 o 5 años? ¿Estás satisfecho con tu respuesta a la pregunta anterior?¿Dónde quieres estar? ¿Qué tienes que hacer al respecto?

Debes tener en cuenta que las metas a largo plazo implican esfuerzos mantenidos en el tiempo que, junto a los obstáculos propios del emprendimiento, suelen sumirnos en el desánimo. Por eso, los expertos recomiendan parcelar esa meta a largo plazo en objetivos y límites temporales de realización hasta que se hacen breves, concretos y cercanos.

Como punto de partida, antes de emprender, es recomendable que realices algo que ya te hemos comentado en anteriores post. Se trata del análisis DAFO. Como sabes, en él puedes establecer de forma objetiva las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades con las que cuentas internamente y en relación con tu entorno y área de influencia.

Y a partir de ahí, empezaremos a tomar la visión a largo plazo y realizar divisiones sucesivas, hasta llegar a acciones concretas. Cómo hacerlo, con cuatro pasos básicos: el propósito, las metas, los objetivos (acuérdate de la herramienta SMART) y las acciones.

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